domingo, 30 de septiembre de 2012

Cavalls del Vent 2012: esta vez no pudo ser

Hace ahora más o menos un año empecé a plantearme el correr esta prueba, para ello contaba con la ayuda y el compromiso de Quim Mitjans quien, pocos días después de acabarla en el 2011, cuando le planteé que si volvía a correrla iría con él,inmediatamente dijo que sí.

Atrás quedan mis primeras salidas por montaña fuera de las amplias pistas, subiendo por escarpados "corriols" y empezando a descender, cada vez un poco más rápido por sendas donde rápidamente tenías que decidir donde apoyar el próximo pie para evitar alguna raiz o roca en tu camino.

Gracias a Quim he empezado a disfrutar de otro tipo de carreras, donde se alternan tramos en los que corres, con otros en los que simplemente caminas a paso rápido para intentar alcanzar alguna cima, todo ello en entornos más entretenidos que el asfalto y la monótona vista del horizonte.

Quim y un servidor

El viernes en el brifing ya nos avisaron que la lluvia estaría presente en la carrera, pero en el momento de la salida sólo pensábamos en acabar los 84km. que teníamos por delante, cada uno sabía de sus posibilidades y del tiempo que podría hacer, pero creo que en la mayoría de los participantes el objetivo sólo era uno, acabarla.

Sonaba la BSO de "El último Mohicano" y empezaba la prueba, el primer tramo al abrigo del pueblo de Bagá y enseguida empezábamos a ascender hacia el primer punto de control en el Refugio del Rebost.

Los participantes ascendíamos todos juntos, sin apenas espacio entre nosotros, aprovechando cualquier hueco para adelantarnos.

De vez en cuando aparecían cuatros gotas y muchos empezaban a sacar los paravientos para volverlos a guardar unos minutos más tarde.

Así llegamos al primer refugio, "el Rebost", y nos detuvimos sólo para arreglar el camel back, pues no salía el agua por el tubo, y adelante hacia el "Niu de l'Àliga".

Un poco más adelante nos adelantó Nuria, la madre de Kilian Jornet, apenas compartimos cinco minutos en un tramo con público y todo el mundo le repetía lo mismo, "venga que ya pillas a tu hijo, sólo está unos minutos por delante", la verdad es que la primera hizo gracia pero después de oirlo 5 veces...

A partir de ahí el tramo ascendía mas fuerte y la lluvia empezó de nuevo ,pero esta vez ya no nos abandonaría ni un momento.

Esta vez si que nos pusimos los paravientos y no nos los volvimos a quitar.

Mientras nos peleábamos con las mochilas para sacarlos, nos adelantó Pedro Porto, otro runner con raices en Premiá, por lo que me ha contado Quim llegó más lejos que nosotros, hasta "Prat de Aguiló" a mitad del recorrido, allí la organización ya no le dejó continuar adelante si iba solo.

Continuamos adelante con la vista fija en los pasos que teníamos por delante, el paisaje cada vez era más escarpado y la niebla nos acompañaba.

Un poco antes de llegar al refugio, me crucé con Sebas que descendía en sentido contrario, tenía que abandonar pues no se encontraba bien, había tenido una semana complicada con pocas horas de sueño para recuperar.

En el refugio me esperaba un espectáculo dantesco, una gran sala con poca luz llena de gente, muchos con la manta térmica sobre sus espaldas, algunos casteañeando los dientes por el frio, con el pie derecho empapado de agua, fueron unos pocos minutos mientras esperaba a Quim, pero sobre mi cabeza sólo había una idea, abandonar la aventura.

Menos mal que llegó Quim y con una mirada dejo claro que teníamos que continuar !acabando con mis dudas, no había otra opción.

Bebimos un poco de caldo y nos fuimos al fondo de la sala, sacamos la camiseta térmica seca, escurriendo y guardando la que llevábamos empapada dentro de una bolse de plástico, sacamos los guantes, la gorra y la braga.

Ya con la ropa de arriba seca volvimos a ponernos el paraviento y salimos fuera para dirigirnos hasta el próximo punto de control, en el refugio de "El Serrat de les Esposes".

Al salir me retrasé un poco ajustándome los bastones y Quim volvió a mirarme con esa mirada que no dejaba lugar a dudas que continuabamos adelante.

Esta vez el camino no estaba tan transitado, sólo una pareja por delante nuestro que al poco rato perdimos entre la niebla.

El camino era descendente y escarpado al principio, teniendo que vigilar cada paso que dábamos, la idea era realizar el tramo juntos, pero yo tenía que subir mis pulsaciones para entrar en calor, así que avancé girándome de vez en cuando para controlar con la vista a Quim y refugiandome entre árboles, cuando los encontraba y esperandole unos segundo para continuar nuevamente.

Pero mi cuerpo necesitaba más calor así que mi paso inconscientemente se hacía cada vez más rápido, hasta que al girarme ya no distinguía a Quim entre los que iban en mi senda tras de mí.

Decidí continuar a mi ritmo y esperar en el siguiente Refugio.

A medida que descendíamos el paisaje cambiaba volviendo a coger vias estrechas rodeadas de vegetación, en algunos tramos teníamos cuerdas a las que agarrarnos para descender entre las rocas.

Poco después una larga bajada ya sin niebla en un gran prado vertical sin arboles o arbustos, sólo interrumpido por la senda por la que debíamos pasar, pero ésta estaba totalmente embarrada por el efecto del agua caída y los pasos de los que nos habían precedido, así que la mejor opción era ir en paralelo a ella, haciendo sufrir a mi tobillo izquierdo por la posición antinatural de éste. De vez en cuando giraba mi cabeza, pero no podía distinguir a Quim.

En un mal paso mi pie resbaló y acabé con el culo en el suelo, pero antes estuve un rato en el aire, como en los dibujos animados, era digno de uno de esos vídeos que la gente envía a la TV por lo gracioso de la caída

Una vez recuperada mi verticalidad respecto al suelo empezaron nuevamente los estrechos caminos entre árboles, salvando los obstaculos del camino hasta que se nos cruzó una bajada algo más vertical de poco más de 200 m. pero complicada de bajar, parecía un tobogán con piedras en medio del tubo.

El descenso era lento y nos juntamos un grupo de 15 a 20 personas que ibamos bajando controlando donde debíamos poner el pie para no resbalarnos, buscando huecos por los que pasar que no hubieran sido pisados, fueron bastantes los que acabaron con el culo en el suelo y alguno en más de una ocasión.

Después de esto, llegué a una amplia y larga senda de bajada en la que no paré de correr en todo momento, ya me daba igual donde poner los pies, la verdad es que tampoco los notaba mojados, sólo evitaba depositar mis pies en los charcos grandes, en ese momento ya tenía ganas de llegar al refugio, intuía que estaba cerca pero no quería mirar el reloj para ver cuanto me quedaba, por si acaso la medición era errónea y me hacía falsas ilusiones.

Al acabar la bajada un pequeño tramo de ascenso y llegaba al refugio.

Mientras me metía algo en el cuerpo veía como la gente entregaba su dorsal, eso significaba que abandonaban la prueba.

Esperando a Quim volvía a mí el pensamiento de si abandonar o no la prueba, esta vez tenía mis dudas ya que las piernas estaban bien y mientras estaba en marcha mi cuerpo aguantaba bien el frio, pero algo me decía que lo inteligente era dejarlo.

Cuando llegó, al cruzarse nuestra miradas ambos tuvimos claro que debíamos dejarlo ahí.

Nuestros cuerpos podían aguantar hasta el siguiente control pero la cabeza nos decía que lo más inteligente era dejarlo. Es verdad que estas pruebas tienen siempre cierta parte de riesgo, pero el que corríamos en esas condiciones era superior al que podíamos controlar.

Así lo hicimos y nos fuimos a resguardar al cuarto del refugio donde habían encendido la chimenea, entramos en calor mientras esperábamos la furgoneta que nos debía bajar. Nunca había visto tanta agua salir de un guante como cuando Quim retorció el suyo para exprimirlo.

Una vez en la furgoneta intentaba llamar a Maribel para decirle que lo dejábamos y que iba a dormir en casa, estaba seguro que no estaría tranquila viendo el parte metereológico. Me costó lo suyo desbloquear el móvil, mis dedos temblaban y no se posaban en el número correcto.

Sabía que abandonaba pero también que el año siguiente volvería a intentarlo, estaba preparado para los kilómetros y las montañas, pero no para el frio y la lluvia. Mientras tecleo estas últimas letras todavía me duelen las puntas de los dedos de la mano derecha por el frio pasado.

Empieza el entreno para el año que viene.



PD: esta mañana al levantarme y mirar twitter para ver alguna noticia sobre Cavalls de Vent, leía que una corredora de 48 años había muerto. DEP

sábado, 22 de septiembre de 2012

Algo que contar


Ufffff!!! 4 meses sin escribir nada, la verdad es que tampoco tenia nada nuevo que contar.

Desde la maratón de Barcelona apenas había participado en ninguna prueba, dos de 10 km trotando, la de Premia de Mar y la de la Mercé en Barcelona, y Burriac Atac.

En esta ultima si que me exprimí, 2h 35’ para recorrer 18 km de una manera diferente a cualquier cursa anterior en la que había participado.


Es verdad que había participado en alguna carrera de montaña, pero siempre discurría por pistas anchas o como mínimo no tenías que utilizar nunca las manos para poder avanzar, en el ascenso al Turó de l'Infern y sobretodo para coronar el Castell de Burriac.

Además se corría de noche, con el frontal en la cabeza para abrir a tus ojos la senda donde tenías que dar los 3 siguientes pasos.

Fue muy estimulante, igual que lo han sido los entrenamientos para preparar Burriac y sobre todo Cavalls del Vent la próxima semana.

Una manera diferente de correr, rompiendo las monotonías de los paisajes planos y monótonos, de noche y con un frontal que te descubre poco a poco la senda que recorrerás. Todo ello sazonado con una pizca de relativo riesgo, al no saber donde/como darás el próximo paso y viendo lo que te puede deparar si el pie te falla y te caes colina abajo.

Mi mejor premio al llegar a la meta de Burriac Atac


La semana que viene me enfrento a un nuevo reto, Cavalls del Vent, 84 km a recorrer en un máximo de 24h con 12.000 km de desnivel acumulado (6.000 arriba y 6.000 para abajo), con tiempos de corte parciales en cada refugio y ante un paisaje diferente, la Sierra del Cadí-Moixeró.

Mi cabeza ya empieza a pensar en nuevos objetivos, aunque no pienso desvelarlos antes de acabar Cavalls del Vent, quiero notar en mi cuerpo y cabeza nuevas sensaciones y emociones antes de decidirme.

Tengo claro que cada año correré la Maratón de Barcelona, igual me atrevo con alguna más en otra ciudad

También quiero volver a retomar el tema de los Triatlones y probar la modalidad Olímpica, aunque antes debo ver de donde saco tiempo para la bicicleta.

Pero también quiero marcarme nuevos objetivos y sobre todo disfrutar mientras corro de nuevos paisajes con menos asfalto.

Os cuento de aquí a una semana